miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cultura de Inglaterra: los curanderos


En Inglaterra, los curanderos son consideradas personas muy astutas o brujas, de magia blanca, que practican la medicina tradicional o la magia popular y la adivinación. Los curanderos tienen mucho que ver con las tradiciones del folclore de toda la Europa cristiana (desde el siglo XV hasta los primeros años del siglo XX).



A la hora de designarlos, en la zona sur de Inglaterra era utilizado el término de “hombre astuto” o “mujer astuta”, como en Gales. Algunos teológos cristianos y algunas autoridades de la Iglesia se decían que la gente astura, los curanderos, al ser practicantes de la magia, habían realizado un pacto con el diablo y, por esa razón, estamos ante personas abiertamente satánicas y brujas malvadas. A causa de esto, se promulgaron una serie de leyes, tanto en Inglaterra, Escocia, como en Gales, que, en muchas ocasiones, condenaban este tipo de prácticas. Pero, no debemos pensar que existió una caza de brujas, como en otros países; en gran parte, por que la gente diferenciaba entre dos clases de brujas: las benévolas y las malévolas, que buscaban hacer daño a los demás.

En Inglaterra, a lo largo de ver con el período medieval temprano, nos encontramos con varias formas de la magia popular que son habituales entre los anglosajones, que se referencian a estas personas como: wicca ( ​​hombre) o wicce (mujer), o como drycraeft, que es un anglicismo del término de los druidas, que son descritos como hechiceros anticristianos en la literatura irlandesa de aquella época.

En Inglaterra y Gales, los curanderos eran muy habituales durante la Edad Media y la Edad Moderna. Durante los siglos XV y XVI no se persiguieron por su magia, sólo por algunos clientes que les denunciaron, por sentirse engañados. Pero, todo cambió con la Ley de Brujería (1542) promulgada por EnriqueVII, que prescribe la pena de muerte para delitos como puede ser el uso de invocaciones o conjuros para poder localizar tesoros o para hacer hechizos de amor. Esta ley fue derogada en el año 1547, por Eduardo VI: creían que la pena de muerte era demasiado dura para delitos como esos o que la práctica de los curanderos sólo era un problema moral y era un asunto de la Iglesia, por lo que debía ser solucionado por los tribunales eclesiásticos y no por el Estado.




A pesar de la oposición de las autoridades religiosas, nos encontramos que años después las prácticas mágicas de los curanderos se legalizó. A pesar de ello, hubo juicios a personas acusadas de brujería por los miembros de sus comunidades locales y llevaos a juicios; mientras que, los curanderos rara vez sufrían este destino. Por ejemplo, en el condado de Essex sólo se acusó a un curandero contra a 400 personas acusadas de brujería, de los cuáles, sólo fueron identificados como cuatro curanderos.

Y, con la Ley de Brujería del año 1736 no aceptó la presencia de la magia y se redujo la presencia de los curanderos, que defendían su derecho a realizar hechizos mágicos. Los curanderos fueron definidos como "prácticas explícitamente fraudulentos diseñados para engañar a los crédulos " para poder ganar dinero a costa de ellos. 

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